sábado, diciembre 20, 2014

El niño que un día fui



MasterClass: El niño que un día fui
Nach
Pianista: Moisés P. Sánchez
Programa: Alaska y Coronas (TVE2, miércoles 26 - marzo - 2014)

"Nach, uno de los nombre más importantes del hip hop español, visita Alaska y Coronas para relatarnos una historia común a todos aquellos que fueron niños durante los años 80. Se trata de nuestra primera Masterclass rapeada de la historia, en la que Nach practica el Slam, una especie de poesía con ritmo en la que pone la música el pianista Moisés P. Sánchez. Esta es la propuesta que el rapero presenta en su nuevo disco, Los viajes inmóviles, número 1 en ventas."


Letra:
Bueno, como he dicho, esto va sobre todo por mi infancia y por esos años 80 que forman parte de mí aquí dentro y dice así:

Activo mi máquina del tiempo y viajo lejos de aquí,
años 80, así me acerco al niño que un día fui,
me veo a mí mismo feliz, lamiendo un helado,
pensando en Dragones y Mazmorras, castillos y bosques encantados.

He lanzado una cometa blanca al aire pero cae en picado
como los aterrizajes del Gran Héroe Americano.

Es verano y madrugo,
hago deberes sin ganas,
maldigo a un tal Santillana,
después en la tele veré tragar ratones a Diana.

Cada mañana desde mi casa al barrio San Blas.
En clase impresionan mis trucos de magia Borrás.
Mi clave es Jonás, estoy eligiendo mi propia aventura,
estrujando mi flash, planeando diabluras,
saltando de las alturas y corriendo sin aliento
por que cualquier cosa sirve de entretenimiento.

Mi cuerpo está hecho medio de cartulina "y medio" de pegamento.
Cada día el descubrimiento de otro invento,
como ese increíble boli que tiene 12 bolis de colores dentro.

Estoy contento en el colegio,
por fin he entrado en el club de los que llevan canicas yBlandibú.

Soy 7 veces más fuerte que tú,
y junto a Willy Fog viajo a Hawai, Bombay, Tijuana y Singapur...
Y es que pertenecí a una generación inigualable
por volar junto a Atreyu y Fujur en la Historia Interminable,
por no llegar tarde a mi cita con Bill Cosby y Autopista Hacia el Cielo.
Por discutir si mola más el Coche Fantástico o el Halcón Callejero.

Y ahí estoy, en mi salón, junto a Espinete y Don Pimpón,
supervitaminándome y mineralizándome por que lo dice Super Ratón.

Soy un miedica y es que me asusto hasta del sonido de un claxon,
ahora estoy aterrorizado escuchando Thriller de Michael Jackson
y es que soy un niño frágil y endeble como un floppy disk
pero estoy conquistando el mundo desde mi tablero del Risk.

En las guerras de muñecos ganan los Geyperman porque son enormes,
los niños ricos fardan de su reloj de los Transformers.
Todos juegan en la calle y yo no salgo de mi bloque,
Tintín me necesita porque hay stock de coke,
después me quedo roque y sueño que juego con Ralph Sampson en los Houston Rockets,
que tengo un perro y que se llama Sprocket,
que atrapo a los malos junto a Sonny Crockett.

Cada mañana me levanto, ColaCao y tostadas mi desayuno,
imagino que me llamo Telémaco y que vivo en el siglo XXXI.

No, no me llamo Torrebruno,
yo soy diferente y no solo por ser zurdo,
todos quieres ser Fénix o M.A.,
yo prefiero ser Murdock.
Pulso el turbo en una chicán del Scalextric y gano a mi hermano.

Me río a carcajadas cuando Obélix aplasta a un romano,
me miro las manos y están llenas de tinta de rotulador Carioca.
Me miro la cara y están llenas de Pica Pica fresquito flotando en mi boca.
Y mis ojos... mis ojos miran hacia el mar.
Corro y juego sin parar,
y cojo fuerzas con panteras negras,
perdón, rosas o Sugus de Suchard.
Suelo escuchar los consejos de mamá desde el balcón.
Me veo haciendo pellas para jugar al Ghost'n Goblins o al Double Dragon.
Del cajón saco todos mis cromos repes.
En la tele, por ejemplo, Pancho grita: "No nos moverán" para salvar a Chanquete
y en el cine... en el cine Elliot llora para despedirse de E.T.

No hay nada que me inquiete, solo controlar mi Hula Hoop,
disfrutar de los Goonies, Regreso al Futuro o RoboCop.
Jugar al Arkanoid en mi Commodore mientras Tino Casal canta.
Gritar de emoción cuando Señor marca gol en el España-Malta.
Disfrutar de Spandau Ballet, Mecano o Bananarama,
bailar Lambada o el Gimme Hope Jo'Anna,
sin pensar que mañana vendría una nueva era
y que ya nadie pensaría que un robot puede lanzar sus puños fuera,
que ya nadie escucharía discos en vinilo,
que ya nadie construiría un teléfono con dos recipientes de yogur y un hilo,
pero las marionetas, las viñetas, las pesetas, los Peta Zetas,
son cosas que me transportan a esa época maravillosa.

Yo aún sigo soñando que soy ese niño
aunque muchos no lo crean
aunque a mi inocencia se la llevara el viento
como a mi balón Nivea.
.

miércoles, diciembre 10, 2014

Me sentí astronauta perdido en tus lunares


Una de las muchas frases del proyecto de BoaMistura "Madrid, te comería a versos".

El proyecto "Te comería a versos" fue llevado a cabo en Madrid y Barcelona. Es un acto de amor de artistas y poetas para humanizar nuestras ciudades.

Más información del proyecto aquí.

El verso "Me sentí astronauta perdido en tus lunares" pertenece a la canción "Matemática de la Carne" de Rayden.





Letra:
Fuimos a hacer el amor y parece que volvimos de la guerra.
Me sentí astronauta cuando me abriste la puerta,
perdido en tus lunares; diciendo adiós a la tierra.
Borrando en el felpudo el camino de migas,
para que nadie siga el rumbo que entrevén tus piernas cuando caminas.
Palmo a palmo formando una línea,
una recta entre tus curvas y mis indirectas, con puntería.
Volaron los minutos teniéndote cerca;
ocultos, y jugando mudos, juntos, a ese "truco o prenda".
Con el lenguaje de las manos,
leyendo en braille cada surco de tu piel pero también tus labios.
Vivimos sin horarios lejos de calendarios,
versos de pasión y no de aniversario.
Todo lo que no te dije, lo hice:
Cicatrices que aun recuerdo en sueños cuando despertamos vecindarios.


Mi más sentido bésame, bésame, besayuname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla.
Perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te haré el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto enamorados ojos de legañas,
pero no hay mejores brindis que los que hacen tus pestañas.
Estás en mi lista de sueños cumplidos,
y en el de pecados compartidos.
Rompamos juntos la barrera del sonido
cuando el gemido se coma el ruido.
Hagamos juntos todas las maldades.
La dieta de los caníbales.
Soy de los que siempre creyó en las señales,
por eso pégame, muérdeme, déjame cardenales.

Y navegué en tu piel,
un marinero sin carné poniéndome tu desnudez de abrigo.
Perdí el hilo, bailé el tango de tu tanga;
y me pisaste con zapatos altos de tacón fino.
Te dije hazme lo que quieras y me hiciste a mí sin adjetivos,
me pusiste a mí sentado y yo perdí el sentido.
Uní lunares como una línea de puntos
y así todos juntos conseguí formar siempre contigo.
Querías un sastre y una sonrisa medida,
cosida; pero para esa no hay cabida.
Con los ojos de lujuria,
con lo caras que están las caricias; me hice tuyo.
Me diseño trajes de saliva y liga.
Ya pagué mi crimen.
Le puse fin, ahora tú solo dime, dame, y gime.
Tómame y di que tú estarás ahí, que no me olvide.
Por ti por mí, que haga hasta que te corras el carmín… pero no el rímel.


Bésame, bésame, besayúname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla;
perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te haré el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto arrejuntarse el hambre con las ganas,
pero no hay mejor skyline que verte tumbada.
Cada vez que quedo con ella
parece que un voz en off dice “silencio, se rueda”..
y cuando llega la escena del beso
pongo cara fea para repetir hasta la toma buena.
Reina del exceso, siempre fui un experto en coger el amor por donde quema.
Mi desmesura, con mano dura,
ganas de locura y de acercar posturas
encima de una noche a tu cintura.
Cuerpo a cuerpo; viaje espacial, vuelo directo
sin pagar tasas de aeropuerto ni aduanas.
Si más parada en el trayecto que pararnos
para hacer escala entre tu desnudez y tu pijama.
Sentados como dos gatos sobre tejados de zinc,
escurriendo botellas de champán, ‘chin-chin’,
en una noche de San Juan que parecía abril; clímax.
Final Feliz
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